Después de una mala racha en otros juegos, casi dejaba de probar cosas nuevas. Pero un día, mientras tomaba un tinto en un café de Medellín, un tipo al lado mío jugaba algo que parecía interesante. Le pregunté y me explicó cómo funcionaba. Colombia es un país de segundas oportunidades, así que decidí darle una última chance al entretenimiento en línea. El juego de las minas me devolvió la diversión, y aunque no gano siempre, la adrenalina de cada partida lo vale.
Después de una mala racha en otros juegos, casi dejaba de probar cosas nuevas. Pero un día, mientras tomaba un tinto en un café de Medellín, un tipo al lado mío jugaba algo que parecía interesante. Le pregunté y me explicó cómo funcionaba. Colombia es un país de segundas oportunidades, así que decidí darle una última chance al entretenimiento en línea. El juego de las minas me devolvió la diversión, y aunque no gano siempre, la adrenalina de cada partida lo vale.